BUENO Y PARA MAMÁ ¿QUÉ TAL UN COLGANTE?

Dentro de una semana será el día de todas las Madres, os lo voy avisando para que no os pille desprevenidos y seáis previsores. Y claro, si a papá le obsequiamos con un regalito hecho en casa, mamá no puede ser menos. Así que hay que poner manos a la obra.  Eso si, guardarme el secreto y no vayáis con el cuento a mi madre hasta el próximo domingo ¡no me estropeís la sorpresa!

Materiales:

• Hilo mágico grueso en el color deseado, en mi caso, color aluminio 
• Hilo mágico muy fino del mismo color que el anterior.
• Cuentas varias, según nuestro gusto y elección.
• Herramientas básicas para trabajar el hilo.

Utilizando los alicates, cortaremos una tira de unos 50 cm de largo del hilo más grueso.

Con el alicante de punta redonda, tomamos un extremo del hilo y lo doblamos sobre si mismo hasta obtener un pequeño circulo.

Después, ayudándonos de alguna superficie cilíndrica daremos forma de gota a nuestro hilo.  Yo utilicé un bote viejo de un conocido medicamento infantil que para mi hija pequeña es como una golosina...

De nuevo con los alicantes de punta redonda, tomaremos el otro extremo del hilo y lo enrollaremos sobre sí mismo formando una espiral plana.  Aunque a mí esto al final no me gustó y lo corté para dejar los dos extremos iguales...

Acabamos de dar la forma que deseamos a la pieza

Cortamos ahora como un metro del hilo finito y lo enrollamos al rededor de uno de los laterales de la pieza.

Después cogemos la primera cuenta elegida y la introducimos en el hilo fino que iremos enrollarando entorno al hilo más grueso.

Así, poco a poco, con paciencia iremos colocando todas las cuentas formando el patrón que previamente teníamos decidido (o de forma aleatoria si somos más de improvisar)

Una vez satisfechos con el diseño y posición de todas las cuenas, rematamos el trabajo dando un par de vueltas más al hilo fino y entremetiendo la punta por dentro de las cuentas, dejándolo todo bien tirante. Cortamos el sobrante.

Y listo ya está terminado nuestro colgante para mamá.

Sólo nos queda elegir una cadenita mona o un cordoncito bonito y ya esta listo para regalar...

HOY COMEMOS EN... EL TARTAR

No sé que paso en Zaragoza a finales del verano pasado que aparecieron restaurantes nuevos casi en cada esquina... En fantic ya os hemos traído unos cuantos de estos restaurantes, pero aún tenemos algún otro en el bolsillo, como este que traemos hoy: El Tartar en Francisco Vitoria 30.

Tienen un Menú del día a 13,90 € de lunes a viernes y Menú fin de semana a 16,90 €, ambos menús se sirven sólo al mediodía. Ahí van dos ejemplos (el de la derecha es de un día entre semana y el de la izquierda del domingo en que comimos nosotros):

Íbamos un grupo grande así que nos prepararon una mesa larga en una zona apartada y polivalente, tipo reservado, junto a la cocina, algo que agradecimos porque era una zona intima ideal para poder hablar y entendernos.

Se ve que los camareros tienen claro que lo que le interesa al local es sacar el menú como sea porque aunque lo pedimos varias veces no hubo forma de ver la carta... Resignados, nos decidimos por el Menú.

Mientras decidíamos que tomar, nos agasajaron con una copa de cava y una cremita de ajo blanco.

Esto fue lo que comimos...

Ensalada de verdes, tomate asado y ventresca de atún, ni fú ni fa.

Pochas guisadas con pato, a decir, del que las comió, estaban muy buenas.

Arroz caldoso con bogavante, a mi parecer el arroz estaba un poquito duro, pero era sabroso, no traía demasiado bogavante pero claro no hemos de olvidar que se trata de un menú...

Steak tartar, como ya os imagináis teniendo en cuenta el nombre del restaurante, es la especialidad de la casa. En la carta lo tienen de verduras, de solomillo, de atún y de salmón o una degustación de los cuatro anteriores.  El del menú era de solomillo, viene ya aderezado por el chef pero también te traen salsa de soja, tabasco y pimienta por si quieres ponerle algo más. Bastante sabroso y algo picante.

Bacalao con patatas y salsa vizcaina, maravilloso, suave, sabroso y en su punto justo.

Jarrete de ternasco con estofado de setas, también sabroso y en su punto.

Bueno, hasta el momento los platos habían estado a la altura, las raciones eran abundantes y las recetas sabrosas y bien presentadas aunque sin alaracas.  En ese sentido, no teniamos quejas.  Tema a parte fue el servicio, bastante particular ya he comentado que no nos sacó la carta pese a que la pedimos varias veces,  y su comportamiento general fue extraño: iba a lo suyo sin importarle lo que tuviera que decir el cliente. No fue maleducado, pero las formas y maneras de atender la mesa eran más propias de un mesón que de un buen restaurante.

LLegó la hora de los postres. Esta es mi parte favorita de cualquier comida porque soy una golosona, pero reconozco que, muchas veces, me siento decepcionada con lo que me ofrecen. No fue el caso del Tartar...

El postre del día... era un estupendo vasito de Natillas tres sabores, a mí no me van mucho las natillas pero estas eran espectaculares, suaves y deliciosas.

Degustación de trufas, chocolate elevado al cubo.

Lo siento, nadie pidió el zumo de naranja, no sé porque...

Una buena comida no ha acabado sin un buen café. En este aspecto El Tartar, tampoco defrauda.

Y como remate y por cortesía de la casa, nos sirvieron unos chupitos, todo un detalle muy de agradecer, lo que alargó la sobremesa...

Y llegó la hora de pagar... No os asusteis, eramos unos cuantos comiendo y hay algunos extras en la nota.  Lo importante es el precio del menú, 16,90 € IVA y café incluido (y chupitos, jejeje)

En conclusión, El Tartar es un restaurante con decoración moderna, pero no exclusiva ni llamativa y un servicio que deberá mejorar, pero sus propuesta de menú es una excelente opción para el fin de semana y a un precio ajustado.

Como siempre, antes de ir es aconsejable reservar:

¡¡BIENVENIDA PRIMAVERA...(Y PULSERA NUEVA)!!

Aunque hace unos días que según el calendario había llegado la primavera, yo hasta que no he notado el calorcillo del sol en los huesos es que no lo he dado por cierto.

Y una vez que llega la primavera, llega también el momento de sacar los colores vivos y divertidos, los rojos, los naranjas y amarillos algún verde... ¡Anda! ¿Y por qué no hacemos una pulsera con esas cuentas viejas que tengo guardadas?

Dicho y hecho.

Materiales:

• Cola de ratón en tonos multicolor
• Unas viejas cuentas de colores (de una pulsera de mi hija mayor que se rompió)
• Una cadena vieja (era de unas botas de mi hija pequeña)
• Alfileres con cabeza de colores

Como habréis leído, casi todo es material reutilizado de otras cosas, porque en esta casa no se tira casi nada.  Y es que cuando fuimos a tirar las botas de mi chiquitina y vi aquellas cadenitas, pensé, esto hay que guardarlo porque seguro que otro día viene bien. En casa se me ríen pero luego hago cosas de estas y la que se ríe soy yo....jejejeeje.

Empezaremos por entrelazar la cola de ratón en uno de los lados de la cadenita, dejando como 10 cm fuera de la cadena, simplemente enrollándolo en cada uno de los eslabones.

Cuando lleguemos al final del lado que estamos forrando, haremos un pequeño lazo que después servirá para abrochar la pulsera.  Pero no cortéis el hilo ya que luego lo utilizaremos.

Después insertamos una cuenta en uno de los alfileres y ayudándonos de los alicates doblamos el alfiler hasta formar un pequeño gancho o un círculo pero sin acabar de cerrarlo.

Enganchamos la cuenta así engarzada al lado forrado de la cadenita y después con los alicates procedemos a cerrar el gancho hasta que forme un círculo completo y la cuenta quede bien asegurada pero con movimiento.

Así iremos ensartando las cuentas en los alfileres, formando un gancho y sujetando el gancho a la cadena que previamente hemos forrado con el hilo cola de ratón. Pondremos tantas cuentas como queramos (o en mi caso, todas las que tengo, porque el resto de las cuentas de lo que una vez fue una pulsera infantil se han perdido...)

Una vez enganchadas las cuentas tomamos el extremo del hilo que habíamos dejado anudado al final de la pulsera y lo entremetemos a través de los eslabones, uno sí otro no, uno sí otro no, hasta llegar al otro extremo de la cadena.

Bueno pues ya casi hemos terminado.  Cuando llegamos al otro extremo de la cadena, rematamos con un buen nudo y volvemos a dejar un cabo de unos 10 cm. que hará compañía al que dejamos al princio ¿os acordáis?

Con estos dos cabos y el ojal del otro lado anudaremos la pulsera en la muñeca y a disfrutar de las dulces tardes de Primavera, luciendo orgullosas nuestra pulsera....

¿JUGAMOS A LAS CHAPAS?

Que en Fanticgirl nos gusta el reciclaje útil y creativo es un hecho que hemos demostrado ya muchas veces, pero por si a alguien le quedaba alguna duda, aquí traemos hoy un trabajo espectacular que convierte una simple chapa de botella en un resultón colgante.

Materiales:

• Una chapa, obviamente
• Un clavito o un tornillo con punta
• Un martillito
• Esmalte de uñas 
• Una anilla de bisutería
• Pistola de silicona caliente
• Cuentas para adornar 

Comenzaremos haciendo un pequeño agujerito en la chapa ayudándonos del tornillo con punta y del martillo. El agujero tiene que estar en la base de la chapa y por el introduciremos la anilla que servirá después para colgarlo de una cadenilla o cordón.

Elegimos un esmalte de uñas que nos guste y pintamos la chapa por dentro y por fuera.  Dejarlo secar y volver a dar otra mano para que cubra bien. Para asegurarnos de que está bien seco, recomiendo dejarlo secar toda la noche.

Una vez seca, aplicaremos otra capa de esmalte transparente y volveremos a dejar secar con paciencia.

Una  vez seco el esmalte, rellenaremos con silicona caliente el interior de la chapa. Si no tenéis pistola también podéis utilizar silicona fría u otro tipo de pegamento transparente.

Antes de que se enfríe pero con cuidado de no quemarnos iremos colocando sobre el fondo de la chapa las cuentas que hayamos elegido para el relleno/base de nuestro diseño.

Una vez rellenado el fondo, vamos a poner las últimas cuentas de nuestro collar, en mi caso he elegido unas perlitas de colores para una y unos cascabelitos de colorines para el otro.  Con la pistola de silicona, ponemos un punto de pegamento en el centro y sobre él colocamos las cuentas elegidas.

Bien, ya sólo nos queda aplicar una mano generosa de esmalte transparente para que proteja y de brillo a la pieza.

Le ponemos una cadenita o un cordón que nos guste y, listo, a lucir palmito...