Reconozco que siempre que veía recetas de Crumble, sólo el nombre ya me causaba respeto y me hacía pensar en una receta complicada y elaboradísima, así que sin pasar a mayores ni leer más saltaba a otra cosa. Pero, lo que es el amor propio, un día me dije "Esto no puede seguir así. Un Crumble no puede dar tanto miedo". Y me puse manos a la obra en la cocina.
Ciertamente, un Crumble es un postre realmente fácil de hacer y para el que no se necesitan ni tan siquiera una batidora, por lo que mis miedos eran todos infundados.
Para el Crumble de fruta necesitaremos:
- Fruta de vuestra elección
- 200 gr de harina
- 200 gr de azúcar
- 100 gr de mantequilla
- Un recipente apto para el horno de cristal o barro alargado y no muy alto
Este postre va muy bien para aprovechar toda esa fruta que se nos ha ido quedando fea o pasada en el frigorífico, por eso, cada uno utilizaremos la fruta que más nos guste o la que tengamos a mano. En mi caso, utilizé manzana, pera, nectarina y platano.
Mientras pelamos la fruta y la cortaremos en finas láminas, habremos encendido el horno a 180º para que se vaya precalentando.
Dispondremos la fruta bien mezcladita en el recipiente elegido para hornear y lo meteremos al horno ya caliente.
Mientras la fruta se va ablandando y cocinando en el horno, mezclaremos los ingredientes propios del crumble en un recipiente. Es decir, ponemos la harina, el azúcar y la mantequilla en un bol.
Y con las manos bien limpias vamos mezclando bien los tres ingredientes hasta obtener una pasta suelta y grumosa. Algo como esto:
A estas alturas y salvo que os guste la fruta horneada muy pasada, tendremos lista la fruta para ponerle por encima la pasta de crumble que, una vez más, extenderemos con las manos intentando cubrir bien la fruta. Dependiendo del gusto de cada uno, haremos la capa de crumble más o menos gruesa.
Y lo introduciremos en el horno a 180º grados durante aproximadamente 30 minutos. De todos formas, ir controlando el horno, que cada horno es un mundo, no vaya a ser que se nos estropee el postre en el último momento. En cuanto veais que la primera capita del crumble esta dorada, el crumble está listo. Lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar.
Este postre se puede comer frío o templado, en casa nos gusta más así templadito. Y se puede acompañar con una bola de helado o un poco de nata montada, pero a nosotros nos gusta así, puro crumble y nada más. Delicioso.
Buena pinta, y una forma de comer la fruta sin que te des cuenta.
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